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Frases “Ultimas Palabras antes de morir”

Beethoven 

El editor del gran músico le envió una botella de buen vino. El maestro exclamó: “¡Que lástima! “¡Que lástima! ¡Demasiado tarde!” y luego entró en coma.

Henry Dupré Labouchére 


El acaudalado periodista y político inglés, de ascendencia hugonote, había soportado los vilipendios de la reina Victoria y del rey Eduardo VII de Inglaterra. Por tanto, no se asustó cuando, estando en su lecho de muerte en Florencia (Italia), un lacayo derribó una lámpara de aceite y provocó una llamarada.
“¿Llamas?” comentó el moribundo “¿No es algo pronto?”

Elisa Bonaparte 

Agonizaba esta hermana de Napoleón, y uno de los presentes comentó que nada es tan ineludible como la muerte. “Salvo los impuestos”, interpuso Elisa… y dio el último suspiro.

Sarah Bernhardt 

La Divina Sarah se había desplomado sin sentido durante el ensayo de una nueva obra y agonizaba en París. Al recobrar el conocimiento preguntó si había periodistas afuera. Como le respondieron que sí, comentó: “Durante toda mi vida me han atormentado los periodistas. Ahora podré vengarme un poco haciéndolos esperar”. Lamentablemente, para ella, no los estuvo esperando mucho.

H. L. Mencken 

El mordaz filosófo de Baltimore, crítico y escritor, se bebió dos cocteles, se metió en cama y se estuvo escuchando una sinfonía trasmitida por la radio. Murió en silencio, pues ya había escrito sus últimas palabras: “Si, cuando haya abandonado este mundo, te acuerdas de mí y quieres complacer a mi espíritu, perdona a un pecador y guíñale el ojo a alguna chica poco agraciada”.

Gertrude Stein 

Cuando la distinguida poetisa e intelectual iba a exhalar el último suspiro, preguntó a una amiga suya que estaba a su lado: “¿Cuál es la respuesta?
Su amiga guardó silencio. Gertrude se volvió a mirarla serenamente y preguntó otra vez: “Entonces, ¿cuál es la pregunta?

Oscar Wilde 

La vida de pobreza que llevó en el exilio no había preparado al brillante dramaturgo inglés para los últimos días de su existencia en un lujoso hotel de París. El administrador ordenó que le proporcionaran la mejor habitación, el champaña más fino, la comida más exquisita. Las palabras con que Wilde se despidió de este mundo fueron: “Me estoy muriendo con más lujo del que puedo permitirme

Francois Rabelais 

En un último chispazo de ingenio rabelesiano, el gran escritor francés dijo a quienes le rodeaban en su lecho de muerte: “¡La farsa ha terminado!”

María Antonieta 
 

Princesa de la casa de Habsburgo hasta el final, la desdichada reina no olvidó sus buenos modales mientras subía al cadalso para ser guillotinada. Pisó inadvertidamente al verdugo, y se excusó con exquisita cortesía: “Le ruego, señor, que me perdone”. No se si la respuesta del verdugo fue “que coma panquecas” pero distó mucho de ser comedida.

Chuang-tzu 

El filósofo chino oía a sus amigos discutir si dejarían su cadáver a los milanos, como era costumbre, o si lo enterrarían.
En un susurro de voz, el agonizante dispuso: “Sobre la tierra, alimentaré a los milanos; bajo ella, a los topos, grillos y hormigas. ¿Para qué despojar a los primeros en beneficio de los segundos?

Guillaume-Chrétien de Lamoignon de Malesherbes 

Este ministro y consejero para la defensa de Luis XVI también le tocó morir en la guillotina. Al salir custodiado hacia el patíbulo, Malesherbes tropezó. Se limitó a emular el empaque moral y la serenidad patricial de los pensadores estoicos y aún tuvo tiempo de bromear a propósito de su incierto destino: “Mal presagio” —murmuró. ”Un romano se hubiera vuelto a casa

Ok por hoy culmino este post pero prometo seguir añadiendo más frases de este tipo. Por favor amig@ lector(a), si te gustó deja un comentario. Si conoces alguna Frase de últimas palabras compártela por aquí y te la coloco arriba como una contribución muy valiosa a este post. Gracias, gracias, muchas gracias.

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